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Favre y Welfinger conquistan la Paciencia 8a de la cara norte del Eiger

En agosto, los escaladores Nils Favre (SUI) y Symon Welfinger (FRA) consiguieron escalar en libre la ruta Paciencia (8a/900 metros) en la conocida cara norte del Eiger. Con 24 largos y un grado de dificultad 8a, la ruta, que fue escalada por primera vez por Stephan Siegrist y Ueli Steck en 2003, es una de las más difíciles y exigentes de los Alpes. Desde entonces, sólo se ha repetido por un puñado de equipos de cuerda. Ambos consiguieron escalar todos los largos de forma flash o a vista.

Después de que ambos tuvieran que posponer su proyecto un total de tres veces debido al mal tiempo, a finales de agosto se presentó una ventana climática adecuada. Por la noche, los indicios para una ascensión exitosa seguían siendo malos, pero sorprendentemente la roca se secó durante la noche. Los dos atletas de Millet decidieron abordar el proyecto sin inspeccionar primero la ruta. La ruta se planificó exclusivamente con la ayuda de los topos existentes y los informes de experiencia. Una de las mayores dificultades, además del frío constante (menos de 10 grados centígrados), fue el pesado equipaje. Además de su equipo de escalada, llevaban todo lo que necesitaban para dos noches (portaledge, saco de dormir, etc.) y, sobre todo, muchas provisiones y agua en dos bolsas de transporte de 75 litros.

En total, los dos escaladores necesitaron tres días para escalar la ruta. Esto supuso 16 horas de duro trabajo el primer día hasta llegar al primer vivac sobre las 20 horas. Después de una corta noche, el segundo día comprendió 18 horas en la roca hasta el descanso nocturno en torno a las 24 horas. Aunque el frío, la falta de sueño, la niebla y la caída de rocas se lo pusieron difícil, Nils consiguió escalar el paso clave con el grado de dificultad 8a flash.

Siempre hay alguna pérdida: Nils Favre tuvo que dominar el descenso de cuatro horas sin sus zapatos de aproximación, que también se perdieron sin que se diera cuenta, al igual que uno de sus mejores zapatos de escalada. Sin embargo, se alegró al llegar al valle: "El frío, el cansancio y los pesados sacos de transporte nos pusieron al límite. A veces nos costaba encontrar la beta adecuada. Dar el paso clave a pesar de toda la tensión fue una experiencia extraordinaria".

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