Lo que los innumerables fans de la estrella del tenis Rafael Nadal obtuvieron hoy de él fue probablemente muy aleccionador y a menudo incomprensible. Dominó a sus oponentes de forma impresionante en todos los partidos de la ronda preliminar. Prácticamente destruyó al estadounidense Frances Tiafoe en cuartos de final y no dio la más mínima oportunidad al vencedor de Roger Federer, Stefanos Tsitsipas, y luego esto de hoy. ¿Qué fue eso? Innumerables errores no forzados. Como si un Nadal diferente hubiera estado en la cancha hoy. Donde suele brillar con ganadores grandiosos o sirve golpes de pase como nadie, hoy no hubo nada o casi nada que ver. Demasiados balones acabaron fuera de los límites. Una desilusión, por decir lo menos.
Pero la victoria de Djokovic está plenamente justificada. Casi nadie esperaba una actuación tan fuerte. Tan preciso, tan fiable, cómo puso las bolas en las esquinas y persiguió a Nadal por toda la pista habló de su clase única. Los dos mejores jugadores no han jugado hoy un partido igualado. Novak Djokovic fue muy superior. Hoy ha jugado al tenis como si fuera de otro mundo. Pero Nadal también contribuyó a su derrota, no le ofreció suficiente resistencia. Pero no sólo la capacidad de juego, sino también una barrera psicológica parece actuar inconscientemente en este caso. De los ocho enfrentamientos en el Abierto de Australia, Djokovic ha ganado siete veces, lo que significa que, a día de hoy, el marcador del Abierto de Australia es de 7 a 1 a favor de Djokovic. La situación vuelve a ser diferente en el Abierto de Francia. El resultado es de 1:11 a favor del especialista en tierra batida Nadal. ¿Nadal se dio una oportunidad hoy?
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